El término depresión, por lo profundo y complejo que resulta su significado, se ha extendido sin control y es usado vulgarmente para referir a un estado de ánimo en particular y no a la grave enfermedad que aqueja, según la OMS, a más de docientos millones de personas. La depresión severa es el factor decisivo del suicidio. También de acuerdo a las estadísticas de la misma organización, casi un millón de personas con depresión se quitan la vida cada año.
María, durante una de nuestras conversaciones, me contó que estaba deprimida. Yo me interesé de inmediato y quise saber qué le ocurría. Anselmo, su hijo de treinta años y que había nacido con cierto retraso mental, había sufrido un accidente al intentar reparar una lámpara en la casa de los abuelos. El joven cayó de espaldas y se lastimó gravemente la columna vertebral. Aquello había sucedido ya hacía varios meses y María, además de culpa, sentía mucha tristeza.
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